Leído en el libro de visitas de un restaurante:

Si la sopa estuviera igual de caliente que el vino, si el vino fuera tan añejo como el pavo y si el pavo tuviera unas pechugas como las de la camarera, la cena habría sido inolvidable.

domingo, 31 de enero de 2010

CUANDO OBAMA SE CABREA


La economía siempre es cíclica: después de unos años de bonanza vienen unos años de depresión. Después de la depresión, vuelve la bonanza. Es como aquel refrán que dice: "nunca llovió que no escampara", a lo que yo añado: "ni nunca escampó que no volviera a llover". En las bolsas de valores cotizan las expectativas futuras, por lo que es normal que anticipen en 6 meses aproximadamente lo que sucederá en la economía. De hecho, en la actual crisis las bolsas se dieron el primer batacazo en septiembre de 2007, anticipando lo que empezó a suceder a principios de 2008.
Chiste obama
La secuencia de acontecimientos es bastante lógica: la gente necesita dinero para vivir; el dinero proviene principalmente de las nóminas que pagan las empresas a sus trabajadores; para que las empresas funcionen necesitan, entre otras cosas, financiación; la financiación se consigue en muchos casos mediante la bolsa de valores, que es el lugar en donde los inversores depositan su dinero a cambio de unos títulos cotizables.
 
En consecuencia: cuando no hay inversores, mejor dicho, cuando los inversores retiran su dinero de la bolsa, no hay dinero para las empresas. Cuando no hay dinero para las empresas no hay posibilidad de seguir creciendo. Cuando no hay crecimiento empresarial, se retrae el empleo. Cuando no hay empleo, no hay dinero para gastos. Cuando no hay dinero para gastos, las familias las pasan canutas. ¡¡ Esa es la crisis !!

¿A qué viene todo esto? La semana pasada el Sr. Obama tuvo un buen disgusto: perdió la mayoría en el Senado de EE.UU. y por ello tiene comprometido el poder aprobar las leyes que prometió en su programa. Fruto del consiguiente cabreo, al día siguiente dio una rueda de prensa y "rajó" contra los bancos, amenazándolos con medidas restrictivas a su operativa. Automáticamente cundió el pánico en los inversores y se produjo un batacazo monumental en los mercados de valores de EE.UU., que automáticamente se contagió a Europa, Asia... Al día siguiente, nuevo tortazo. Al tercer día, del otro lado. Unos días después, sale a la palestra nuevamente el Sr. Obama para tranquilizar y decir que las susodichas medidas no se tomarán inmediatamente, pero los inversores siguen desconfiando y ya sabemos que la desconfianza es la peor receta para las inversiones. Consecuencia de todo ello, la mayor bajada en las bolsas desde que estalló la crisis. Si me lo permiten, incluso peor: con más volatilidad.

Por todo ello, desde aquí quiero criticar la imprudencia de todo un presidente de los EE.UU. que no fue capaz a sopesar las consecuencias de su cabreo. No discuto yo que tenga razón en el fondo de la cuestión: es posible que haya que controlar los desmanes de la banca para evitar las alegrías del pasado que ahora padecemos, pero hay que ser más cautos a la hora de anunciar las cosas. Lo que no se puede hacer es rajar en público precisamente cuando parecía que ya comenzábamos a salir del foso, echando así por tierra todo lo ganado en tanto tiempo.

Mi consejo: antes de volver a descargar las iras internas en público, es conveniente darse un cabezazo contra la mesilla de noche. La gente no tenemos por qué padecer los problemas internos que Vd. tenga en su partido. Probablemente Vd. tenga razón en el fondo de la cuestión, pero fue inoportuno en el tiempo. Una vez consolidado el crecimiento, ya habrá tiempo para regular lo que haya que regular.

sábado, 30 de enero de 2010

JUBILACIÓN


¡¡ Qué peso me quitaron de encima !! Yo estaba preocupado porque me veía jubilado y pagando las letras de la hipoteca, pero gracias al aumento de la edad de jubilación estoy bastante más tranquilo. ¡¡ Muchas gracias por dejarme seguir trabajando !!

jueves, 28 de enero de 2010

PARO: EL LIO EN EL QUE NOS HAN METIDO

chiste paro
Es muy fácil echar la culpa de nuestros problemas internos a la "gran crisis financiera internacional", pero lo cierto que es que nosotros teníamos -y tenemos- unos problemas internos sumamente graves que tarde o temprano iban a estallarnos en las manos. La crisis financiera lo único que hizo fue acelerar el problema y acentuar la caída al foso, pero nunca puede decirse que sea el "origen" de nuestra situación.

Vamos por partes: nuestro PIB (la riqueza del país) se sustentaba en varios pilares. El primero era la construcción, el segundo el turismo y el tercero un fuerte consumo interno por parte de las familias.

La construcción.- si tenemos en cuenta que en España en los últimos años se construyeron más vivienda que en toda Europa junta, no es de extrañar que este sector supusiera un importante impulso para nuestra economía. Con la mano de obra en España pasó lo mismo que en Suiza, Alemania... en la década de los 70. No había mano de obra suficiente para realizar tanto trabajo y, del mismo modo que hace años tuvimos que emigrar para "echar una mano" en aquellos paises, ahora tuvimos que echar mano de la inmigración para cubrir una demanda que no estaba suficientemente atendida por el mercado laboral nacional. Dato importante para no olvidar: hubo una entrada masiva de personal no cualificado (o con muy baja cualificación) que llegó a España para trabajar en la construcción.

El turismo.- por no sé cual extraña razón, el español dejó de optar a trabajar en este sector dejando el campo abierto a la entrada de extranjeros. Los hoteles contrataron a numerosas personas provenientes de latinoamérica para hacer las camas, servicios de limpieza, hostelería... Probablemente los españoles consideremos que esas tareas no se ajustaban a nuestro "estatus", o quizá haya habido un abuso de los empresarios tratando de encontrar mano de obra barata y esclava. Lo importante (ahora mismo) no son las razones, sino las consecuencias: otra gran oleada de personal poco o nada cualificado llegado desde el extranjero.

El consumo interno.- debido a nuestra euforia económica originada por el boom del ladrillo o por nuestra confianza ciega en que siempre seremos los que mejor sabemos vivir, el consumo de coches, viajes, ocio... tuvo un ritmo inusualmente alto, muchas veces apoyado e incentivado por las empresas financieras que nos daban préstamos al consumo hasta para pagar a plazos el cotillón de fin de año (conozco algún caso real en este sentido).

Pues bien, así las cosas, llegó el momento en que todo tenía que quebrar. La quiebra vino acelerada por el cierre del grifo del dinero por parte de los bancos, generada por los excesos habidos en EE.UU. que llevaron a la bancarrota a sonadas empresas financieras, provocando la intervención de los Estados y generando la salida fulgurante de los inversores con el mucho o poco dinero que les podía quedar.

Las consecuencias para España fueron una caida en picado del consumo, dejando a las empresas a dos velas. Se dejaron de comprar bienes de segunda necesidad (automóviles, viajes...), se postergó la compra de vivienda y, como consecuencia, las empresas comenzaron a tambalearse y a cerrar de forma masiva.

En los dos últimos años se fueron al paro más de 2.000.000 de personas, que no es ninguna broma. Pero sobre todo... se fueron al paro muchísimos de los trabajadores no cualificados que estaban cubriendo las plazas que los españoles no queríamos cubrir por nuestra soberbia. Ahora viene el problema: ¿dónde colocamos a tanta gente y, sobre todo, a gente con tan poca cualificación profesional?

Es de todos conocido que el Gobierno lleva dos años mirando para otro lado, preocupado únicamente de dar cobertura social a los desempleados (que no es poco ni está nada mal), subvencionando sectores particulares para que frenen provisionalmente el despido de personal y aguanten un poquito más (plan E), etc., pero sin abordar el problema principal: dar alternativas reales de trabajo a quien lo necesita. Lo que hemos oido hasta ahora suena muy bien: economía sostenible, inversiones en I+D+i, nuevas tecnologías..., pero todo son cuentos chinos sin un apoyo o una iniciativa real y creíble.

De todos modos vamos a ver una cosa: supongamos que efectivamente encontramos un sector sustitutivo de la construcción para crecer económicamente y que ese sector es uno de los que tanto se habla desde el Gobierno: el de las energías renovables. Ya es mucho suponer, pero como no cuesta trabajo pensar, vamos a hacerlo. ¿Cuánta gente es capaz a absorber un sector tecnológico como este? Recordemos que estos segmentos son capital-intensivos, no trabajo-intensivos. Y aunque lo fueran, aunque realmente tuvieran amplias necesidades de personal, ¿qué tipo de trabajadores precisarían? ¿Nos vale para recolocar al empleado de 50 años que toda la vida trabajó colocando ladrillos? ¿Nos vale para recolocar a la chica dominicana que limpiaba habitaciones en un motel de carretera? ¿nos vale para recolocar a la chica ecuatoriana que cuidaba los niños de una pareja adinerada en Madrid? Este comentario es una exageración de la realidad porque no todos los parados son del perfil comentado, pero no me gustaría que nos quedáramos con la anécdota traida de modo intencionado, sino que viéramos el planteamiento general: tenemos un paro constituido en su gran mayoría por personas poco cualificadas, que provienen de sectores muy intensivos en mano de obra, donde cualquiera valía para poner un ladrillo o hacer una zanja. ¿Tendremos ahora un tejido industrial capaz de integrar a esta gran masa de parados? ¿Serán los sectores tecnológicos capaces de ello? Yo lo dudo mucho.

Vaya lío en el que estamos metidos: queremos ser una potencia económica mundial liderando los sectores mas avanzados (coches eléctricos, aerogeneradores...) pero tenemos más de 4 millones de personas en espera de esos puestos y la gran mayoría no tienen la cualificación necesaria. ¿Cómo vamos a salir de esto? Si alguien tiene la respuesta, por favor que se presente a las elecciones de 2012. De entrada ya cuenta con mi voto y mi apoyo incondicional.

miércoles, 27 de enero de 2010

GALLINGLIS


Los políticos se olvidan que su tarea es legislar para que nuestra generación y las venideras tengan el mejor futuro posible. No están ahí para andar con tonterías y payasadas, ni tampoco para vivir a costa del contribuyente haciéndole además la vida imposible.

Cuando uno tiene la vida acomodada y el futuro resuelto, puede dedicar su tiempo a chorradas que poco tienen que ver con el futuro de los ciudadanos. Sin embargo, cualquier otra persona que tenga aspiraciones personales o desee el mejor futuro para sus hijos, estará deseando que los políticos creen en marco necesario para que las futuras generaciones tengan una vida próspera y llena de oportunidades.

Los seres humanos (igual que muchos otros seres) vivimos en sociedad y para ello necesitamos comunicarnos. Nos guste o no, la comunicación con otros ciudadanos de otros paises será indudablemente en inglés. Y los gallegos... ¿vamos a ser otra vez más los únicos que no seamos capaces a entendernos con los demás? ¿se acabará el mundo en Piedrafita? Viene esto a cuento de la polémica de los últimos días sobre el gallego y el inglés, que está provocando todo tipo de reacciones llegando incluso a las huelgas y manifestaciones.

Desde mi punto de vista es imprescindible ponernos al día en una asignatura que tenemos pendiente desde hace más de medio siglo. Actualmente tenemos un presidente del Gobierno que no habla ni papa de inglés, y eso que ejerce de presidente de turno de la Unión Europea. En los corrillos de cafetería en Bruselas, cuando el resto de presidentes se reunen para charlar de sus cosas en torno a un café (que es precisamente donde se entablan las buenas relaciones interpersonales), nuestro "presi" se queda al margen porque no se entiende con los otros. Es solo un ejemplo, pero ilustra lo "catetos" que somos cuando salimos de nuestras fronteras.

Yo, indudablemente, lo que exijo para mi hija es que le den la oportunidad de recibir una formación que le sirva para tener un buen futuro, y eso pasa por el aprendizaje del inglés. No estoy pidiendo que le enseñen la cultura inglesa ni que acabe tomando el té a las 5 en el colegio. Lo que pido es que le enseñen la que es la lengua universal de comunicación, para que en el futuro pueda elegir libremente en donde quiere trabajar y vivir. No estoy tampoco diciendo que reniegue de su tierra, como sé que muchos van a interpretar.

En conclusión, dejen de mirar para el pasado, dejense de mirarse el ombligo y hagan todo lo posible para que los ciudadanos que les pagan su sueldo -y sus descendientes- tengan la mejor vida posible, no negándoles la formación necesaria para poder desarrollarse profesional y personalmente del mejor modo posible. Dejemos de ser los paletos de Europa.