El sábado tuvimos una cena varios colegas, alguno de ellos gestor de una pequeña empresa. Me dice que escuchó con enorme interés las propuestas para reformar el mercado laboral, y he de decirle -Sr. Zapatero- que todos nosotros estamos encantados con la brillantez de las soluciones. ¡¡ Estamos aplaudiendo con las orejas !!
Sin ir más lejos; mi amigo va a ir mañana mismo al INEM a presentar 380.000 solicitudes nuevas de empleo. Creo que en Vigo no hay tanta gente apuntada al paro, pero ya acordaron llamar a todos los desempleados de Villagarcía a ver si así se junta el personal que necesita. ¡¡ Cómo no había caído en la cuenta !!, me dice. Hace casi 10 años que existe un contrato de fomento del empleo con 33 días de indemnización por despido... y él lo había olvidado. Esto cambia mucho las cosas. Ahora que los empresarios ya se van a ahorrar 11 días cuando despidan a alguien, ya pueden contratar masivamente a la gente. Faltaría más. Ya le digo que mi amigo va a ofertar 380.000 vacantes de golpe... Es una pena que en lugar de sacar del baul un modelo de contratación de hace 10 años hubieran presentado algo novedoso e interesante, él hubiera podido contratar a 671.556 empleados exactamente.
Es una pena que el consumo no se reactive. Él tuvo que despedir a 5 personas a principios de año para reajustar la producción. Lo iba a hacer a principios de 2009, que fue cuando notó una caída enorme, pero trató de aguantar porque escuchó en no sé que sitio algo sobre unos brotes verdes. El caso es que ya no pudo aguantar más.
Vamos a ver una cosa. Si la necesaria y urgente reforma laboral consiste en recordarles a los patronos que existe cierta modalidad de contrato desde hace 10 años... ¿no podría haberse hecho antes? Nos hubiéramos ahorrado mucho paro. Y otra cosa: ¿cuánto nos cuesta tanto ministro pensante? ¿qué hacen todos los días desde que se levantan hasta que se acuestan? Por que claro, no parece demasiado productivo tener a tantísima gente en los ministerios (trabajo, economía...) para que al final saquen a la luz un papelito que estaba hecho desde hace una década. ¿Era necesario que se fueran al paro 2.000.000 de personas para que alguien propusiera tan genial solución?
Una cuestión está clara: el trabajo lo ofertan las empresas y si no hay empresas no hay trabajo. El incomensurable plan de Economía Sostenible (sostenible con el dinero de todos, supongo) debería trazar las directrices para crear el tejido industrial necesario que potencie la aparición de empresas -no sé en qué sector, quizá en los coches eléctricos como los de las ferias, tal y como propuso recientemente el presi- y a partir de ahí construir un nuevo país, laboralmente hablando. Pero nada de nada. Aquí no sabemos quien va a dar trabajo. Las empresas que quedan están al ralentí, esperando que se reactive el consumo para poder aumentar la producción, y con ello la contratación. Parece que el Gobierno tampoco cayó en la cuenta de incentivar políticas encaminadas a potenciar el consumo, sino más bien todo lo contrario. La subida del IVA supone menos dinero líquido en el bolsillo de los ciudadanos. La reforma laboral no puede ser una reforma aislada, independiente de todo lo demás. Hay que incentivar la creación de empresas y hay que regular un nuevo marco de relaciones laborales, las dos cosas al mismo tiempo. Por desgracia el gobierno solamente acaba de presentar una de ellas, digamos, un amago, porque no parece que sea de mucho calado una reforma como la del viernes. Veremos lo que pasa, pero lo dicho: mañana en Vigo habrá 380.000 parados menos porque mi amigo se ahorra 11 días de despido. ¡¡ Es justo lo que estaba esperando para poder contratar !! (tiene "güevos").
domingo, 7 de febrero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario